Es tan grande la colonia albiceleste en la capital catalana que, desde el primer partido contra Arabia Saudí, la unión de filiales argentinas (peñas) reservó la discoteca Latin Palace (Ramón Trias Farga) para congregar a todos los hinchas. En un ambiente más parecido a la Bombonera o El Monumental que a unas simples salas con pantallas para ver un partido, la afición, consciente, de que se jugaban una gloria que no acariciaban desde 1986, empezó a llegar a las 12.00, cuatro horas antes del inicio, hasta teñir el local del albiceleste de sus remeras, sus bufandas y sus banderas.